Resistiendo al esfuerzo de reducción clasificatoria del proyecto del DSM, así como al de la psiquiatría clásica nominalista que prolonga el sueño de ordenar la naturaleza, la locura se pasea aún por el mundo y según las modalidades novedosas del siglo XXI. Examinando los recientes actos terroristas, Éric Laurent nos invita a considerar las relaciones estrechas entre el misterio de una "causa loca", imposible de nombrar (causa perdida) y el lazo social tal como este funciona en las religiones según las modalidades particulares de sus triunfos. Lacan nos muestra el reverso del goce de lo que hace lazo simbólico. Las religiones están conectadas a un punto de real. El lazo social que se constituye no es tanto un lazo del orden del ideal sino un delirio pulsional sobre el "todo": una Ilusión de un goce posible. Sus triunfos dependen de la substitución de la sociedad de hermanos al cuerpo del Otro, del cual, tal que el psicoanálisis nos enseña, no se puede gozar.