La explotación de los recursos pesqueros de los océanos está teniendo un fuerte impacto, directo o indirecto, sobre el ecosistema marino. En las últimas décadas, las capturas mundiales han decrecido alarmantemente, a pesar de las continuas mejoras tecnológicas y de equipamiento. En el atlántico norte, por ejemplo, la abundancia en toneladas de peces se ha visto reducida un 90% en el último siglo.Se estima que en la actualidad, en promedio y a nivel mundial, extraemos solamente el 3% de nuestro alimento del mar. El porcentaje es llamativamente bajo, de modo que cabe preguntarnos entonces ¿cómo es posible que hayamos podido causar tal estrago?
La explotación de los recursos pesqueros de los océanos está teniendo un fuerte impacto, directo o indirecto, sobre el ecosistema marino. En las últimas décadas, las capturas mundiales han decrecido alarmantemente, a pesar de las continuas mejoras tecnológicas y de equipamiento. En el atlántico norte, por ejemplo, la abundancia en toneladas de peces se ha visto reducida un 90% en el último siglo.Se estima que en la actualidad, en promedio y a nivel mundial, extraemos solamente el 3% de nuestro alimento del mar. El porcentaje es llamativamente bajo, de modo que cabe preguntarnos entonces ¿cómo es posible que hayamos podido causar tal estrago?