﾿ Un profesor jubilado y buen jugador de ajedrez, con una visión tan profunda del juego que era capaz de prever ocho jugadas por delante, comenzó a perder facultades y visitó al neurólogo. El doctor le hizo pasar una batería de tests para descubrir cualquier indicio de demencia senil, pero los resultados fueron negativos. El profesor siguió con su vida con el único inconveniente de que ya no jugaba tan bien al ajedrez, hasta que, dos años después, murió repentinamente. El neurólogo que le había atendido realizó la autopsia y, al observar el cerebro de su antiguo paciente, descubrió, asombrado, que la materia gris estaba sembrada de placas seniles, un fiel indicador de la muerte neuronal que aflige a los enfermos de Alzheimer en estado muy avanzado. Por razones desconocidas, algunas personas, especialmente aquellas que tienen un mayor desarrollo intelectual o un nivel más alto de educación, parecen tener algún tipo de protección contra el deterioro mental típico de las edades avanzadas. Los científicos la llaman “reserva cognitiva”.
Un profesor jubilado y buen jugador de ajedrez, con una visión tan profunda del juego que era capaz de prever ocho jugadas por delante, comenzó a perder facultades y visitó al neurólogo. El doctor le hizo pasar una batería de tests para descubrir cualquier indicio de demencia senil, pero los resultados fueron negativos. El profesor siguió con su vida con el único inconveniente de que ya no jugaba tan bien al ajedrez, hasta que, dos años después, murió repentinamente. El neurólogo que le había atendido realizó la autopsia y, al observar el cerebro de su antiguo paciente, descubrió, asombrado, que la materia gris estaba sembrada de placas seniles, un fiel indicador de la muerte neuronal que aflige a los enfermos de Alzheimer en estado muy avanzado. Por razones desconocidas, algunas personas, especialmente aquellas que tienen un mayor desarrollo intelectual o un nivel más alto de educación, parecen tener algún tipo de protección contra el deterioro mental típico de las edades avanzadas. Los científicos la llaman “reserva cognitiva”.