Este episodio se titula "Domingo" y contin煤a nuestra mirada a la vida mon谩stica.
En nuestro 煤ltimo episodio, examinamos a Francisco de As铆s y la orden mon谩stica que le sigui贸, los Franciscanos. En estos episodios, echamos un vistazo a la otra gran orden que se desarroll贸 en esa 茅poca: los Dominicos.
Domingo naci贸 en la regi贸n de Castilla, Espa帽a, en 1170. Destac贸 como estudiante a una edad temprana. Sacerdote a los 25 a帽os, fue invitado por su obispo a acompa帽arle en una visita al sur de Francia, donde se encontr贸 con un grupo de supuestos herejes conocidos como los C谩taros. Domingo se lanz贸 a la supresi贸n de los C谩taros, sancionada por la Iglesia, mediante una gira de predicaci贸n por la regi贸n.
Domingo fue un eficaz polemista de la teolog铆a C谩tara. Persuadi贸 a muchos que se hab铆an inclinado por su secta para que se alejaran. Estos conversos se convirtieron en celosos de la resistencia en contra de ellos. Por ello, el obispo de Toulouse dio a Domingo una sexta parte de los diezmos de la di贸cesis para que continuara su labor. Otro adinerado partidario le dio a Domingo una casa en Toulouse para que pudiera vivir y trabajar en el centro de la controversia.
Volveremos a hablar de los C谩taros en un pr贸ximo episodio.
Domingo visit贸 Roma durante el IV Concilio de Letr谩n, tema de otro episodio futuro. Fue alentado por el Papa Inocencio III en su labor apolog茅tica, pero se le deneg贸 su petici贸n de fundar una nueva orden mon谩stica. El Papa le sugiri贸 que se uniera a una de las 贸rdenes existentes. Como la sugerencia de un Papa es realmente una orden, Domingo eligi贸 a los Agustinos. Se puso su h谩bito de monje negro y construy贸 un convento en Toulouse.
Volvi贸 a Roma un a帽o m谩s tarde, permaneciendo alrededor de medio a帽o. El nuevo Papa Honorio II le concedi贸 su petici贸n de fundar una nueva orden. Originalmente llamada "Orden de los Hermanos Predicadores", fue la primera comunidad religiosa dedicada a la predicaci贸n. La orden creci贸 r谩pidamente en el siglo XIII, llegando a tener 15.000 miembros en 557 casas a finales del siglo.
A su regreso a Francia, Domingo comenz贸 a enviar monjes para fundar colonias. La orden se arraig贸 r谩pidamente en Par铆s, Bolonia y Roma. Domingo volvi贸 a Espa帽a, donde en 1218 estableci贸 comunidades separadas para mujeres y hombres.
Desde Francia, los Dominicos se lanzaron a Alemania. Se establecieron r谩pidamente en Colonia, Worms, Estrasburgo, Basilea y otras ciudades. En 1221, la orden se introdujo en Inglaterra, y enseguida se estableci贸 en Oxford. El puente de Blackfriars, en Londres, lleva en su nombre el recuerdo de su priorato all铆.
Domingo muri贸 en Bolonia en agosto de 1221. Su tumba est谩 decorada con obras de Nicol谩s de Pisa y Miguel 脕ngel. En comparaci贸n con el r谩pido reconocimiento de Francisco como santo s贸lo dos a帽os despu茅s de su muerte, el de Domingo tard贸 trece a帽os; a煤n as铆 fue una canonizaci贸n r谩pida.
Domingo carec铆a de la c谩lida y apasionada preocupaci贸n por los pobres y los necesitados que caracteriz贸 a su contempor谩neo Francisco. Pero si Francisco era devoto de la Se帽ora Pobreza, Domingo estaba comprometido con el Se帽or Verdad.聽 Si Francisco y Domingo formaran parte de la tripulaci贸n de un crucero, Francisco ser铆a el director de actividades y Domingo el abogado.
Una vieja historia ilustra el contraste entre ellos. Interrumpido en sus estudios por el gorjeo de un gorri贸n, Domingo lo cogi贸 y lo desplum贸. Francisco, en cambio, es venerado por su tierna compasi贸n y cuidado de todas las cosas. Hasta hoy se le representa en el arte con un p谩jaro posado en su hombro.
Domingo ten铆a un prop贸sito resuelto, era celoso en la propagaci贸n de la ortodoxia y devoto de la Iglesia y su jerarqu铆a. Su influencia contin煤a a trav茅s de la organizaci贸n que cre贸.
En el momento de la muerte de Domingo, los monjes predicadores, o "frailes" como se les llamaba, ten铆an sesenta monasterios y conventos repartidos por toda Europa. Unos a帽os m谩s tarde, se hab铆an extendido a Jerusal茅n y a lo m谩s profundo del Norte.聽 Como los Dominicos eran la autoridad de predicaci贸n del Vaticano, recibieron numerosos privilegios para llevar a cabo su misi贸n en cualquier lugar.
La mendicidad, es decir, la mendicidad como medio de subsistencia, se convirti贸 en la regla de la orden en 1220. Se sigui贸 el ejemplo de Francisco, y tanto la orden como los monjes individuales renunciaron a todo derecho de propiedad personal. Sin embargo, esta mendicidad nunca se acentu贸 entre los Dominicos como entre los Franciscanos. La obligaci贸n de pobreza corporativa fue revocada en 1477. La 煤ltima exhortaci贸n de Domingo a sus seguidores fue que deb铆an amar, servir con humildad y vivir en pobreza, pero, para ser sinceros, la mayor铆a de sus seguidores nunca se tomaron muy a pecho estos preceptos.
A diferencia de Francisco, Domingo no exig铆a trabajo manual a los miembros de la orden. Sustituy贸 el trabajo por el estudio y la predicaci贸n. Los Dominicos fueron los primeros mon谩sticos que adoptaron reglas para el estudio. Cuando Domingo fund贸 su monasterio en Par铆s, y envi贸 a diecisiete de su orden para dotarlo de personal, les dijo que "estudiaran y predicaran". Se exig铆a un curso teol贸gico de cuatro a帽os de filosof铆a y teolog铆a antes de conceder la licencia para predicar, y le segu铆an tres a帽os m谩s de estudio teol贸gico.
La predicaci贸n y la salvaci贸n de las almas se defin铆an como el objetivo principal de la orden. A nadie se le permit铆a predicar fuera del claustro hasta los 25 a帽os. Y no deb铆an recibir dinero ni otros regalos por predicar, excepto comida.聽 Vicente Ferrer y Savonarola fueron los predicadores Dominicos m谩s conocidos de la Edad Media. La misi贸n de los Dominicos se dirig铆a sobre todo a las clases altas. Eran la orden patricia entre los monjes.
Es probable que Domingo hubiera sido un sacerdote an贸nimo m谩s entre los miles de la Edad Media si no hubiera sido por aquel fat铆dico viaje al sur de Francia, donde se encontr贸 con los c谩taros. Seguramente hab铆a o铆do hablar de ellos en Espa帽a, pero fue su popularidad en Francia lo que le provoc贸. No vio ni oy贸 nada entre los herejes que supiera que una buena y s贸lida ense帽anza y predicaci贸n no pudiera corregir. Era el hombre adecuado, en el momento adecuado, haciendo lo correcto; al principio. Pero su 茅xito a la hora de responder a los errores de los c谩taros le granje贸 un apoyo que le impuls贸 a intensificar su oposici贸n al error. Esa oposici贸n se volver铆a siniestra y se convertir铆a en lo que es posiblemente uno de los puntos oscuros de la historia de la Iglesia: la Inquisici贸n.聽 Aunque han pasado cientos de a帽os, la palabra todav铆a hace que muchos se estremezcan de terror.
Dante dijo de Domingo que era "bueno con sus amigos, pero terrible con sus enemigos".
Analizaremos m谩s detenidamente la Inquisici贸n en un episodio posterior.聽 Por ahora
En 1232, la direcci贸n de la Inquisici贸n se encomend贸 a los Dominicos. El norte de Francia, Espa帽a y Alemania cayeron en sus manos. El severo Torquemada era un dominico, y las atroces medidas que emple贸 para espiar y castigar la disidencia eclesi谩stica una mancha indeleble en ellos.
El emblema de la orden designado por el Papa era un perro con una antorcha encendida en la boca. El perro representaba la llamada a vigilar, la antorcha a iluminar el mundo. Una pintura en su convento de Florencia representa el lugar que la orden lleg贸 a ocupar como cazadores de herejes. Representa a perros vestidos con los colores de los Dominicos, ahuyentando a los zorros herejes. Todo ello mientras el papa y el emperador, entronizados y rodeados de consejeros, miran con satisfacci贸n.
Al terminar este episodio, me pareci贸 oportuno hacer un r谩pido repaso de las 贸rdenes mon谩sticas mendicantes que hemos estado estudiando.
En primer lugar, las 贸rdenes mendicantes se diferenciaban de los mon谩sticos anteriores en que se compromet铆an, no s贸lo con la pobreza individual, sino con la corporativa. Las casas mendicantes no obten铆an ingresos de rentas o propiedades. Depend铆an de la caridad.
En segundo lugar, los frailes no permanec铆an secuestrados en comunas mon谩sticas. Su tarea consist铆a en salir al mundo a predicar el Evangelio. Como toda la sociedad europea se consideraba cristiana, los mendicantes tomaban el mundo entero como su parroquia. Su claustro no eran los salones de un convento; era el mercado p煤blico.
En tercer lugar, el auge de las universidades en esta 茅poca ofreci贸 a los Franciscanos y a los Dominicos nuevas oportunidades para difundir el mensaje del Evangelio educando a las futuras generaciones de Europa.
En cuarto lugar, los mendicantes promovieron una renovaci贸n de la piedad mediante las 贸rdenes terciarias o de tercer nivel que crearon, que permit铆an a los laicos la oportunidad de asistir a una especie de campamento de monjes.
En quinto lugar, los mendicantes respond铆an directamente ante el Papa y no ante los obispos locales o los intermediarios, que a menudo utilizaban las 贸rdenes para sus propios fines pol铆ticos y econ贸micos.
Sexto, los frailes compon铆an una orden y una organizaci贸n m谩s que una casa espec铆fica, como hab铆an hecho las 贸rdenes anteriores. Antes de los mendicantes, los monjes y las monjas se un铆an a un convento o monasterio. Su identidad estaba envuelta en ese claustro espec铆fico. Los mendicantes se unieron a una orden que se extend铆a por decenas de casas de este tipo. La obediencia de los monjes ya no se dirig铆a al abad o abadesa local, sino al l铆der de la orden.
Adem谩s de los Dominicos y los Franciscanos, otras 贸rdenes mendicantes eran los Carmelitas, que empezaron como ermita帽os en Tierra Santa en el siglo XII, los Ermita帽os de San Agust铆n y los Servitas, que empezaron bajo la regla Agustiniana en el siglo XIII, pero se convirtieron en mendicantes en el XV.
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